Siempre lo mismo: galletas de chocolate con almendras

Comencé este año con un propósito: no enamorarme. No salió de la nada, después de años de estar jugando al gato y al ratón por fin estaba con ese dude del que me enamoré desde el día que conocí, y en febrero desapareció ooootra vez.

Pasaron muchas cosas más, la más importante, que me mudé de nuevo a Puebla. También renté un local para reabrir el Black Cat, pero luego de tres veces en que se metieron a robar, tuve que comenzar de nuevo la búsqueda. Veo con tristeza que la mayor parte de mis recuerdos de 2015 son amargos, no fue mi año, la verdad.

Y aunque sí salí con más de un dude, mantuve mi promesa de no enamorarme. Hasta el 16 de diciembre, a las 6 de la tarde más o menos, cuando caí head over heels... con el mismo cabrón de siempre.

Exactamente 10 días después, cuando todo se había ido de nuevo al carajo, me senté en la terraza con un vaso de leche y un plato de galletas navideñas a pensar en lo tonta que soy. Me comí una de almendra con chocolate que había preparado días antes con mi hermana y mi mamá y me di cuenta que, a pesar de que las preparamos siempre en estas fechas, nunca había subido aquí la receta.

¿Por qué, año con año, hacemos las mismas galletas? ¿Y por qué hago las mismas pendejadas? ¿qué tiene de reconfortante una rutina aunque sea una mala rutina? Bueno, estas galletas no son malas. En realidad son muy buenas.

Y fáciles, la única parte difícil fue pelar las almendras, aunque ya las puedes comprar peladas y molidas. Les digo, me encanta complicarme.

Como ya cada año, volví a hacer el pavo al tocino relleno de setas con jamón serrano. Esa tradición sí la pienso mantener.