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Channel: Y POLA COCINA ASÍ
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LA RECETA ILUSTRADA: CHICHARRÓN EN SALSA (D!)

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¿Se acuerdan de esa película de Los Supersónicos conocen a los Picapiedra? Bueno, pues aquí tenemos la misma idea pero en más chida. Se llama Y Pola cocina así conoce al Twit ilustrado, bueno, ya lo conocía, pero trabajan juntos, bueno ya habían trabajado juntos pero va de nuez. Es que es una secuela. ¿Cómo lo ven? 


Para la receta completa haz click aquí. Para ver el Twit ilustrado, acá. ¡Gracias, Dee!


HUATULCO, BITCH, DIGO, BEACH

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Y a sé que los tengo un poco abandonados, pero es que he andado de pata de perro. Este fin de semana me fui a Huatulco por trabajo y aproveché para comer muy rico y para tomar mezcal. No, no soy alcohólica como me insinuaron el otro día por ahí. De hecho ni aguanto nada, y el otro día que fui al Food Tour sí me di mi mareadona con el mezcal.

Pero total que en el hotel me recomendaron mucho ir a una destilería cercana, y como la curiosidad despegó a la gata de la orilla del mar, me dejé convencer. Aquiles me había dicho que un mezcal bueno tenía que oler a rancho (sí, ya sé, yo también creo que es un poco raro). Así que, armada de este mínimo nivel de conocimiento, y después de pagar el taxi más caro de la historia (¿350 pesos? WTF?) llegamos a un changarrito que sí olía gacho, la verdad. El plural lo ocupo porque iba con mi amigo Dante. Me refiero a Dante como mi amigo porque no me gusta decir que trabaja para mí. Sí me gusta decir que trabaja para mí, es fotógrafo. Bueno, también me cae muy bien. El caso es que fui con Dante, pero que las fotos no son pros porque no se las quiero pagar. Y no es tan mi amigo como para regalarme las fotos. Sólo nos juntamos a trabajar y a criticar a Héctor. En fin...

Nos recibió Santiago, el encargado del lugar, y nos dio el tour. Primero nos enseñó varios tipos de agave. Luego fuimos al palenque, no a bailar, así se llama el horno en la tierra, que es como cónico. Hasta ese momento me enteré de que lo que se usa para hacer el mezcal es la piña del agave y no las hojas. O sea, le quitan todas las hojas a la penca, tenga o no tenga un nombre grabado juntito al mío, entrelazados. Queda el corazón que tiene forma de piña y que probablemente por eso le llaman piña, y es el corazón el que se cocina lentamente en el palenque (siento toda una telenovela gestándose en esta última frase). Se coloca sobre piedras calientes y se cubre con hojas de agave, tierra y petates y se cocina por tres días.

Palenque

Después, las piñas se muelen en un molino especial tirado por un caballo. Ahí suelta toda la miel y se convierte en una masa.


Molino

Esa masa luego se pone en barricas de madera donde se cubre con lo que quedó del agave triturado y los petates, para que fermente durante 3 a 15 días.

Es obvio que esta es la barrica de madera

Y luego se destila dos veces en esta cosa padrísima:

Cosa padrísima

Probamos el mezcal que sólo había sido destilado dos veces: 55º de alcohol, aperlado (o sea que hace burbujitas), no sabía a rancho. Sabía que se acompaña con naranjas y sal de gusano de maguey, pero aquí el truco fue ponerle la sal con chile a un limón, exprimir el jugo en la boca, mezclarlo con el shot de mezcal y luego tragarse todo junto. Así no se sintió tan feo. Después probamos el de gusano de maguey, el de pechuga, el reposado y el añejo. Este último sí sabía a rancho. Luego probamos cremas de mezcal al cacahuate, a la nuez... y después de tantos tragos Dante ya era más mi amigo y bailamos huapango.

Nocierto

En el mismo lugar comimos mole amarillito, que yo había descubierto en un restorán en Polanco semanas antes. La foto que tomé no estaba ni remotamente tan buena como el mole amarillito, así que mejor les comparto una foto de mi OTRO platillo favorito del viaje: omelette de chapulines.

op. cit. omelette de chapulines

Dense una vuelta por Huatulco, neta.

PD: esto no tiene nada que ver, pero tengo un amigo que se llama Ulises. Sólo quería decir "Aquiles" "Ulises" "Héctor" y "Dante" en el mismo texto. No reason at all.




¿CÓMO DICES QUE TE LLAMAS? (PARTE I)

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Que no quede duda: esta foto no es mía, el link del blog de donde la saqué está abajo.

Yo no sé sus nombres, 200 locos que me leen a diario, y sin embargo les cuento todo de mí. Tengo que confesar que hace cinco meses que les escondo un nombre que sí me sé, pero que no había querido revelar de miedo a que me leyera. Ya qué hoy es 14 de febrero y, como muchos de ustedes, la pasaré trabajando sola (a lo mucho recibiré un mensaje de alguna amiga), decidí siempre sí platicarles este secreto. Todo porque esta historia que voy a contarles ya valió madres. Ahora sé que este señor que me ha devuelto el insomnio no me lee y si me lee, no creo que le importe. Paciencia, esta historia empieza cuando ni siquiera yo sabía cómo se llamaba.

     Todo comenzó en la boda de la Prin, que fue muy cerca de Pueblo Quieto. Yo acababa de terminar con el idiota de Miguel e iba de +1 de mihermano. Cuando Prin se enteró de mi ruptura tuvo que reacomodar un poco las mesas y decidió sentarnos con sus amigos. Estuve a punto de no ir, ya que ese día estaba nublado y yo no tenía más que un saco blanco para cubrir mi vestido de seda azul. A mi hermano le parecía inapropiado que yo llevara un accesorio blanco a una boda (por no decir que primero muerto que llevarme así a la ceremonia de su queridísima Pumpkin). Decidí no ir y me encerré en el cuarto de mi hermana, de donde mi hermano me tuvo que sacar por el balcón. Por eso llegamos un poco tarde. Me dijo que no me preocupara por no conocer a nadie porque él estaría conmigo y regresaríamos temprano. El pobre traía una gripa horrible y ya ven que yo no sé manejar.

     Cuando entramos en el inmenso jardín de la hacienda, mi fiel hermano se fue a saludar a una vieja y me dijo que buscara la mesa 11, que él me alcanzaría. Enseguida entendí cómo estaban acomodadas las mesas y de lejos pude identificar la buena. Pero cuando estaba ya muy cerca y a punto de decir "Hola, me llamo Pola, no Paola" descubrí ahí sentado a un tipo que me gustó mucho. ¿Qué digo mucho? Me temblaron las piernas en los zapatos de tacón enormes que me había prestado Tino. No era especialmente guapo, creo que a simple vista no era especialmente nada, pero sentí que el corazón me dio un vuelco enorme y me puse nerviosa. No supe qué hacer, así que me seguí de largo, di una vuelta por el lugar y regresé a decirle a mi hermano que no encontraba la mesa. Me ayudó a volverla a encontrar. Le hablé a la persona que me pareció más simpática a simple vista (Monirod). "¿Esta es la mesa 11?" Mientras ella me decía que sí, el chico en cuestión fue sacudido por el mismo rayo que me había pegado antes, creo, porque empezó a levantarse. Una manita muy femenina lo volvió a sentar discretamente. Ah, no había visto que venía con una ella. Obvio.

     Inmediatamente le bajé dos rayitas a la emoción y me ocupé toda la fiesta de hacerme amiga de años de Monirod. Mi plan era sentarme un segundo junto a él, ver su nombre escrito en esas lindas tarjetitas con nombres que ponen en las bodas y luego preguntarle a la Prin quién era y cómo nos deshacíamos de su ella. No, pues no lo logré, no sé si había escondido la tarjetita, y además me preocupaba por no ser obvia. No me importó, porque para cuando mi hermano decidió que ya no aguantaba su garganta yo tenía una nueva amiga. De todos modos, sería incapaz de bajarle el novio a alguien. Me paré para despedirme de todos mientras aquél señor corría por todos lados al ritmo de la víbora víbora de la mar. Cuando me despedí de su chica él pasaba justo detrás de mí. Soltó la víbora y me dio un abrazo que me sorprendió mucho. "Nos vemos, mucho gusto". Me aguanté con todas mis fuerzas un "¿Cómo dices que te llamas?", le dije a Monirod que me buscara en el Facebook de la Prin y me fui.

     En el coche, la conversación con mi hermano estuvo más o menos así: "Estuvo buena la boda, ¿no? Aunque me sorprendió ver ahí a Aquiles, es ex de la Prin. Qué modernos"  "No pues ni idea de quién me hablas" "Estaba en nuestra mesa, el que venía con una chavita muy joven, el que te dijo que también vivió en Francia". Sí, adivinaron, era él. Tenía su nombre, pero él tenía novia y la única persona que me podía ayudar estaba a punto de irse de luna de miel a Hawai. Le di carpetazo al asunto.

     Nocierto, esta historia continuará... en las partes II y III.

No he podido cocinar en muchos días, pero me encontré en Pinterest esta "receta" que creo que le queda perfecto al relato y a la fecha "especial". ¿Ustedes qué ven? ¿un corazón nuevo? ¿uno partido por la mitad? Yo veo dos entes separados que se parten en dos para estar juntos y al final pierden una parte de sí mismos, y se me hace una lástima, si ya estaban completos antes de conocerse. Además, el palillo ese que los atraviesa seguro duele mucho, y los une de forma antinatural. Pero es que yo soy una amargada. Plis, plis, plis, alguien recuérdeme intentarlo con kumquats cuando sea temporada. Plis.


Para ver el blog del que saqué esta receta haz click aquí.

SÚPER SUPER BOWL

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El fin de semana del Super Bowl sí fui a Pueblo Quieto, y sí cociné, pero no les pasé recetas porque hice unas que ya tenía y otras que son demasiado fáciles y no ameritaban tanto circo. ¿O sí? Miren nada más que chulada:

     Obvio, cientos de buffalo wings, que hice con ayuda de Angelgrito, Yoyis, Neggie y Top. El platón de salsas lo hicieron mi hermana y mi cuñado. El gran secreto del guacamole de mi hermana es que no lleva jitomate. Lo de los lados es queso de nachos y pico de gallo. Se tardaron horas haciendo números de queso, los amé.


     Estas son tortas, primero barnizamos el pan con mantequilla derretida y lo metimos un poco al grill para que agarrara color balón. Las "costuras" también las hizo mi cuñado con mayonesa. Parece que es más difícil de lo que parece.


     Y como también fue cumpleaños de mi hermano, hice pastel de mousse de chocolate de la patrona. Fue todo un rollo, pero también mi hermano lo es.



Pero esto es lo mejor del SB... y de mi vida. Hasta Madonna sale.

Perdonen a Jorge, no le gusta ponerse pantalones.

¿Y ustedes qué hicieron o qué? Fans de los Cuervos, favor de abstenerse...


De cómo me comí San Miguel de Allende

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Este fin de semana me fui a San Miguel de Allende con Caroline, Gaby, Jonathan, Monja y su luna (¿?). También fue un viaje de trabajo y también sabía que yo en verdad a lo que iba era a comer. A lo mejor por eso veníamos tan felices.... o a lo mejor era porque Caroline había comprado un disco pirata en el camino que traía desde el Gangam Style hasta un mix de Gloria Trevi con tribal, pasando por El Payaso del Rodeo, Inténtalo, y esa de cashishinquerer.

Tan felices

Ahora quiero que cierren los ojos por un momento (no, no de verdad, porque sólo mi madre sabe leer con los ojos cerrados) y me imaginen en hombre. Un hombre muy muy guapo, con lentes con ondita, que sabe cocinar y se emociona mucho con cada fruta y queso que se topa en el mercado. Suena perfecto ¿no? Se llama Paco.

Igualitos

Paco es chef, y nos recibió en su cafetería Le Petit Four. Ya ven que me reencanta estar restregando que viví años en Francia, así que, después de emocionarme mil ante su vitrina, probé un éclair au chocolat (que le queda mucho mejor que mis horrendos éclairs) y me puse a snobear con él sobre lo difícil que es hacer pâte à choux. Lo sé, soy insoportable. Fue muy difícil elegir entre el éclair y los macarrons. Mi cabeza me decía "macarrons", mi corazón siempre ha elegido los éclairs. Durísima mi vida.


Qué difícil.

Obvio para ese entonces ya había olvidado a mis amigos, que se consolaban probando otras cosas (o sea, que ni caso me hacían tampoco, mírenlos como se divertían sin mí).



Este sándwich no es mi amigo. Ojalá fuera mi amigo.

Barriga llena y corazón igual de triste que siempre, nos fuimos al mercado, en donde Paco nos presentó a casi todos los marchantes. Probamos garbanzos verdes con limón (que te metes a la boca con todo y vaina y luego le quitas la vaina y traes una bolsita para tirar la vaina), elotes al carbón, queso provolone casero, quesillo, gorditas de migaja... 

     Pero la cosa se puso mejor aún. Venía platicando no sé qué babosadas cuando vi que estábamos frente a un puesto de buñuelos. Cada que veo buñuelos me acuerdo de mi abuela Yoyis, y eso empecé a contarle a Paco mientras me ponía frente a las narices una charola con gorditas de pinole (que son como mini polvorones, obviamente de pinole). Luego tomó una bolsa, metió dentro unos "tacos" de piloncillo (que más bien son como empanadas), los rompió y me dio a probar. Fue entonces cuando, después de todos estos años, volví a probar la cocina de mi abuela. No sé si ella hacía los buñuelos, pero ese sabor me transportó a mi infancia, y era exactamente el mismo de mi recuerdo en la barra de su cocina. Recordé su sonrisa, recordé su voz, y me solté a llorar. A Paco hasta se le puso la piel chinita, y tuve que controlarme porque mis fans (bueno, amigos que les llaman) ya me estaban tomando fotos y haciendo fila para el abrazo. Compré una bolsa de tacos de piloncillo, le tomé una foto a la cocinera, no sin antes agradecerle por ser mi abuela, y me soné la nariz.

:')

Antes de contarles lo que hice después quiero pedirle una disculpa al Brujo. Sí, le prometí que mi primera vez sería con él y me dejé seducir por las palabras de Paco. Pero también, pinche Brujo, es muy cotizado, tuve que ceder a probar el pulque sin él.


¿A ver?

No, nel, no me gustó.

El resto del viaje se los contaré en la siguiente entrada. No es que sea payasa (sí es eso a veces). Lo que pasa es que cocinamos, así que les tendré que dar la receta. Mientras, gracias a Paco por la paseada y los regalitos (mermelada de xoconostle y los macarrons que no me había comido, just for me, bitches).

     Por lo pronto, me voy. Si me olvidan, nomás acuérdense. Seguiré cantando El payaso del rodeo, comper.

PD: Algunas fotos de esta entrada las tomó Caroline. No les quiero decir cuáles porque me siento humillada.

LA FRUTA DEL MES: EL XOCONOSTLE

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Pues el otro día que fuimos a San Miguel, uno de los protagonistas principales fue el xoconostle. Yo lo había visto pero nunca lo había probado, y he de confesar que me enamoré de su sabor. Es muy agrio. Casi hasta sarcástico, jaja. 

     El xoconostle o tuna agria es una cactácea que se usa mucho en la comida mexicana, sobre todo para salsas como el mole de olla. Su sabor es muy ácido, lo que hace que combine bien tanto con lo salado como con lo dulce. Nosotros lo probamos en tiritas con sal para acompañar unos shots de tequila (que yo no quería autorizar por aquello de los cuchillos filosos, pero al parecer no soy madre de mis amigos). Después hicimos salsa y mole (pronto la receta), y Paco me regaló mermelada, que no he podido probar. Le traje bastantes a Pau y Brenda, y prometimos hacer tarta tatin con ellos, a ver si sí me da tiempo porque sigo con miles de viajes de trabajo en puerta. Pero ustedes no se me espinen que les cumpliré. O no, pero no me presionen. 

TEMPORADA: todo el año en climas áridos, sobre todo de junio a septiembre.

ESCÓGELOS: firmes, sin golpes, con tonos verdes a rosa pálido

ALMACÉNALOS: hasta 2 semanas en el refri

PREPÁRALOS: asegúrate de que no tengan espinas, retira la piel y las semillas, pues ambas son muy duras. Se comen cocidos, como su nombre lo indica. SAY WHAT? Sí, xoconostle proviene de xocotl "fruto verde o inmaduro" y nochtli "cactus" porque todavía no está en su punto para consumirse, según. Pero una pasadita en el comal y cómo no ;) 

Ay, me acordé de una tuna que no me pude comer porque era un fruto muy inmaduro :'( ¿Tendré que usar lo de la calentadita en el comal? #OKNO.


Me he de comer esa tuna...



¿CÓMO DICES QUE TE LLAMAS? (PARTE II)

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RECETA DE DRINKS DE FRESA Y LIMÓN


¿Parte II? Si te perdiste de la parte I nomás dale click aquí.

Les contaba que conocí a Monirod en la boda de la Prin, y que ahí me enamoré y desenamoré de Aquiles en espacio de cinco minutos. Un día me fui con Monirod a tomar un café. Ya se los había contado el día de la tarta de higos

     Total que esa primera vez que salí con Monirod se puso a platicarme de Aquiles. Un momeeeento, no sabía que eran los grandes cuates. Me contó que era pianista y que su novia se le iba a ir a vivir a Alemania. Incluso me dijo que si quería me daba su teléfono para que nos hiciéramos amigos. Yo tenía la idea de hacer cine conciertos en el cine club, pero me hice tonta con lo que me dijo ella. Me ponía demasiado nerviosa la sola idea de volverlo a ver. Yo estaba ahí porque quería ser amiga de ella, nada más. De todos modos ella me dio la página de él al día siguiente en el chat.

     Le di click a un video al azar. En cuanto empezó a sonar volví a sentir lo mismo que aquella vez que lo vi por primera vez. I always fall for the musician, damnit! Después decidí romper una regla de mi oficina: quité los audífonos de la compu y le subí al volumen. Iban a escuchar a Gershwin aunque no quisieran. Terminó la pieza y me di cuenta de que tenía los ojos cerrados. Los abrí y descubrí a George parado frente a mí (George mi jefe, no George Gershwin en persona, no mamen). "¿Y ora tú?" y me soltó su risita burlona. Y luego me dijo que les quitara el concierto. Novatos.

     En esa estaba cuando regresó la Prin de su luna de miel. Le conté todo más como una anécdota divertida que para pedirle ayuda. En esas cosas suelo rendirme antes de ir a la guerra. Pero cuando Monirod mandó una invitación en Facebook a su cena de cumpleaños y Aquiles dijo que iría solo, la Prin se me apareció como diablito en el hombro izquierdo. Nocierto, se apareció en el chat. Yo estaba dispuesta a perderme de la fiesta pero la princesa de las tinieblas me convenció diciendo que nada perdía con ir y que Monirod qué culpa tenía de mis traumas existenciales. Fui. OMG.

     Cuando llegó me saludó directamente. Me quedé mirándolo y me dije que ni era para tanto, que no me gustaba. Eso sí, me cayó muy bien. Pasaron muy pocos días antes de que me escribiera por Facebook para invitarme a cenar. Primo Baccio, cerca de mi casa, sólo los dos. Weird. Paulina me acompañó mientras sacaba de mi clóset todos mis vestidos (créanme, son MUCHOS vestidos). O más bien se quedó dormida en mi cama mientras escogía entre cuatro little black dresses. Y luego me mandó a la guerra. Yo ya no quería ir. Fui. OMG.

     Llegué primero. Cuando llegó me dio la impresión de que tenía preparados varios temas de conversación porque me los soltó todos de un solo tirón y sin tomar aire ni dejarme tiempo de opinar nada. Luego se entretuvo sacando con los dedos la tapa de su botella de agua mineral, que había volado y caído dentro de mi vaso. Me quedé una vez más mirándolo. No me gustaba tanto como recordaba. En eso metió en la conversación un discreto "lo mismo opina mi novia..."A ver, wait a sec, ¿qué la mujercita no se había ido a Alemania? Sí, pero seguían juntos. Mmmmmm... en fin.

     Nos seguimos viendo varias veces, siempre para comer o cenar. La situación me recordaba a esa película de Sophie Call: No Sex Last Night. No estaba padre. Cuando me convencía de que todo estaba en mi cabeza me mandaba un mensaje, un mail, algo. Tanto Monirod como la Prin decían que él no era así, que estaba actuando diferente. George tenía dos teorías: que le gustaba pero ni él quería aceptarlo y que estaba medio güey. Mi primo Jorge decía que tenía que tratarlo mal mientras tuviera novia. Yo no sabía qué pensar, pero estaba en mi cabeza todo el tiempo. Un día decidí que ya no más confusión en mi vida y cambié la página.

Nocierto. Fuimos por unos drinks.


INGREDIENTES
  • 300 gramos de fresas desinfectadas y sin tallo
  • 1 litro de nieve de limón
  • 350 ml de vino tinto de preferencia dulce o espumoso

MANERA DE PREPARAR
  1. Licua (sí, se dice "licua" y no "licúa") las fresas con 100 ml de vino, reserva
  2. Licua la nieve (hay que sacarla del congelador unos minutos antes) con el resto del vino, congela una hora (hay que darle tiempo)
  3. Llena 1/4 de cada copa con puré de fresas, rellena con la mezcla de helado


CONTINUARÁ... en la parte III

Pollo al xoconostle a la antigüita

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Les conté que me fui a San Miguel y que cociné en casa de Paco Cárdenas. Esta receta es de la abuelita de Óscar, su pareja, y a mí me emociona eso de la cocina tradicional y de las abuelas, ya saben. Pero el viaje en el tiempo no fue sólo porque se trataba de una receta tradicional, la mejor parte del día (y de mi vida, casi) fue que se fue la luz ¡y no podíamos hacer el mole en licuadora! chanchanchanchan.... Le dije a Paco entre broma y broma que si tenía un metate. Me dijo entre broma y broma que sí... y ya muy en serio fuimos a buscarlo, lo lavamos, y pusimos manos a la obra. ¡¡¡¡YEI!!!!

     Aquí tienen la receta del pollo y la verdad es que quedó deliciosa. No sé si fue el metate, el pollo o el tequilita pero estoy segura de que no olvidaré nunca la cocina de Paco. Por cierto, él da clases de cocina. Si les interesa pueden ver su página dando click aquí.

INGREDIENTES
  • 5 C de mantequilla
  • 4 C de aceite vegetal
  • 8 piernas de pollo con todo y muslo ypiel
  • 12 dientes de ajo
  • 1 cebolla blanca
  • 12 xoconostles
  • 16 chiles pasilla
  • 3 tazas de cilantro fresco picado
  • 1 lt de caldo de pollo
  • Sal y pimienta al gusto

MANERA DE PREPARAR
  1. Pela los xoconostles, quítales las semillas (recuerda que son muy duras), y córtalos en tiras
  2. Acitrona la cebolla cortada en rebanadas y el ajo partido a la mitad en 3 C de aceite vegetal muy caliente
  3. Asa los chiles con cuidado de que no se quemen, o se pondrían amargos y remójalos en el caldo caliente para que se suavicen
  4. Sazona el pollo con sal y pimienta, fríelo por los dos lados en una cazuela con la mantequilla y el resto del aceite
  5. Agrega 1/3 de las tiritas de xoconostle y deja que se frían también
  6. En un metate muele los chiles, la cebolla, el ajo, el cilantro y el resto de los xoconostles; también puedes hacer esto en licuadora SI ERES UNA GALLINA (nosotros troceamos con las manos una parte de los chiles, lo que le dio una textura muy especial a la salsa)
  7. Agrega este mole al pollo, junto con el caldo de pollo
  8. Deja que se cueza a fuego lento durante 25 minutos
Soñada con el juguete nuevo.

Primero Paco me explicó cómo.

Suficiente, me toca.

Ándale, Gaby, ayúdame.
Definitivamente este viaje me marcó. Ya quiero dedicarme a esto para siempre y comprarme un metate para siempre. Todas las fotos son de Caroline. Y son del mismo día del mercado, no crean que tengo un solo vestido ¿eh?


¿CÓMO DICES QUE TE LLAMAS? (PARTE III)

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RECETA DE OMELETTE DE CHAPULINES


¿Parte III? si te perdiste de la Parte I y la Parte II dales click.

Pues sí, fuimos por unos drinks. Bueno, todo empezó con agua. Yo venía paseando por el súper y vi una botella de agua de una marca que le gustaba y es difícil de conseguir. Le compré una y le mandé una foto. Entonces él me compró otra y obvio teníamos que vernos para poder regalarnos botellas de agua como la gente normal. Pero ya sentados en el restaurante y con varios limoncellos encima cambió la cosa. Esperé pacientemente a que dijera "mi novia", y cuando lo hizo le pregunté si a su novia no le molestaba que me comprara agüitas y me llevara a cenar. "No pues no sabe", ah mira, qué conveniente. Intentó contarme sobre lo mala que era ella y cuánto lo maltrataba pero no hice caso, al fin y al cabo era su novia, si tanto las odian no sé por qué no las cortan.

     Salimos una vez más a solas antes de que se fuera a verla a Alemania. Cuando me llevó de regreso a mi casa, después de un concierto, una cena y unos drinks en una terraza muy elegante, le dije que me diera un abrazo por si no nos volvíamos a ver. Yo me refería a que cuando le contara a ella, como habíamos quedado, ella le prohibiría verme y tan tan. "Pero sí estaría bien que te volviera a ver, ¿no?". No sabía si era wey o se hacía. "Sí, me gustaría, pero uno nunca sabe".

     Por esos días estaba por aquí Carlos Dexter. Sí, el marinero que me rompe el corazón cada tres meses desde hace tres años. A fuerza quería verme y yo estaba desesperada, no sabía qué hacer para que me dejara en paz. Tuve unos días de vacaciones y fui a Puebla, necesitaba urgentemente ver a mi Dabith. Estaba sentada en Profética con varios amigos esperando a que saliera y en eso me metí a Facebook a buscar el teléfono de Pepe, habíamos quedado de vernos y no llegaba. Aquiles acababa de subir una foto con su novia que todo mundo estaba comentando. Se me hizo un hueco en el estómago, ¿cómo puedes sentir que te roban algo que no es tuyo? Maldita o bendita la hora en que le puse crédito a mi teléfono. "Carlos, estoy en Puebla, quiero verte" y de ahí pa'l real.

     Amanecí en un motelito de Cholula muy cerca de donde había vivido años atrás. De Carlos obvio ya ni sus luces, as always. Estaba tranquila. Más vale malo conocido, que bueno por conocer... en esos pensamientos profundos estaba cuando me llegó un mail de Aquiles, preguntando cómo había pasado navidad y recordándome que le debía una cena en mi restaurante favorito. Pinches hombres, ellos son los del sexto sentido, a mí no me engañan.

     Regresó una semana después con la noticia de que había cortado con su chica. Estábamos en casa de Caro partiendo galette de rois, que fue el pretexto perfecto para irme a la cocina a esconder la tromba de emociones que se me había subido a la cara. Cuando volví estaba diciendo que quería hacer una fiesta por su cumpleaños pero le daba un poco de flojera cocinar. Me ofrecí a ayudarle. Ya ven que soy bien linda y así.

     Casi me desmayo cuando supe que dicho plan incluía conocer a sus papás, hermana, abuelos, tíos, OMG. Pero aguanté vara, todo iba muy bien. Estábamos de lo más divertidos haciendo pizzas y setas con jamón cuando le llamo la ex. Ok, Pola, tranqui, es normal, es su cumpleaños, está padre. Una hora después le preguntó a la muchacha si ella había llamado antes. Ya no estaba tan padre. A medida en que fue llegando la gente me fui sintiendo cada vez más fuera de lugar, y hacia la una de la mañana exploté. Bueno, not really, sólo llamé un taxi. Le dije que me iba y me dio dinero, que yo no quería aceptar. Luego se dio la media vuelta, se sentó a jugar ruleta y se olvidó de mí al punto de no darse cuenta cuando llegó mi taxi. Me fui muy triste. Al día siguiente no quise contestarle el teléfono.

     Cuando se me bajó el coraje retomó la costumbre de mandarme mensajes o llamarme todos los días, hasta dos veces. Yo sentía que todo iba por buen camino. Hasta que nos volvimos a ver y entonces se portó de nuevo muy grosero conmigo. No entendía nada, y se lo dije. "Jajaja, no lo creo, de qué hablas, buenas noches". Grrrrr. Entonces dije esa frase que todos los hombres temen pero que todas las mujeres decimos tarde o temprano: "Tenemos que hablar". Como por arte de magia pararon los mensajes, las llamadas, los mails... estaba muy ocupado, demasiado. Dejé pasar una semana y le escribí. "Cartas sobre la mesa, puntos sobre las íes, deja de pensar que soy a toda madre porque no es así, hago todo esto porque me gustas y ya llevamos cinco meses saliendo y no entiendo nada". Algo así. Me contestó más o menos lo mismo, "no sé de qué me hablas, yo siempre te hablé de ella, soy incapaz de olvidar a una niña de 20 años que me trata con la punta del pie, porque obvio nadie prefiere a una mujer madura y comprehensiva que lo trate bien". O algo así. Ok, acepto que eso último sonó un poco ardido. Pero me dio mucho coraje. Nadie es tan inocente, nadie.

     Le dije en pocas palabras que amigos no, que no mame. Y desde hace una semana me la he pasado llorando y tristeando por los rincones.

Nocierto, me fui con Carlos. Huevos.




Te llamas Carlos.

INGREDIENTES
  • 2 huevotes
  • 2 cc de crema
  • 3 C de chapulines fritos (así como los venden en el mercado, mientras más grandes, mejor)
  • 1 C de tocino picado
  • 2 C de cebolla blanca picada
  • queso oaxaca al gusto
  • sal y pimienta
MANERA DE PREPARAR
  1. Fríe el tocino y cuando suelte la grasa agrega la cebolla para acitronarla. Agrega los chapulines y reserva.
  2. Bate los huevos con la crema, sal y pimienta y ponlos en un sartén antiadherente hasta que estén casi cuajados.
  3. Agrega la mezcla de chapulines y  el queso y cuando haya cuajado el huevo, dobla el omelette
¿Cuánto tiempo me dan con Carlos esta vez? No pues nada, fue cosa de una noche. Hoy me voy a Argentina y él... de él nunca se sabe qué esperar. Quiero ir a San Telmo a ver si es cierto sangra milongas así que si me buscan, estoy en el Sur...


...y tu nombre flotando en el adiós 
la esquina del herrero, barro y pampa  
tu casa, tu vereda y el zanjón 
y un perfume de yuyos y de alfalfa
que me llena de nuevo el corazón.
¡Ya nunca me verás como me vieras 
recostado en la vidriera y esperándote!...

UNA ESTRELLA ROJA VOLANDO SOBRE ARGENTINA I

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Les conté hace unos días que me iba al sur. Y sí. Me voy a saltar por un momento Buenos Aires porque todavía tengo un pendiente que arreglar en esa ciudad en unos días, y no quiero contar una historia que no ha terminado. Pero total que hoy tocaba la Patagonia y volé de Buenos Aires a Bariloche para luego viajar en camioneta hasta San Martín de los Andes con un maldito chofer que era fan de Maná. Quiero llorar.

     Bueno, no, quería llorar en ese momento, pero ya no. Ahorita me voy a cenar y cenar no me hace llorar casi nunca. Pero antes quería compartirles unas fotitos de lo que he probado acá. La app de blogger está medio wey, no vayan a pensar que soy sho eh? Así que no sé ni ordenar las fotos ni ponerles pies. Pero acá les van imágenes del chocolate en rama, el mousse de limón con frutos del bosque y el lago que me quiere convencer de quedarme aquí para siempre y hablar cantadito y casarme con un argentino que tenga nombre de argentino (como Emiliano o algo).

     En el centro de México las picadas son unas gorditas de masa de maíz con salsa. Aquí no. Aquí es ese platón que intento lograr enseñarles. Tiene jabalí, salames, quesos, ciervo, arrolladitos (eso lo pronuncian y me dan ganas de arrosharme), trucha, salmón...lo acompañé de una cerveza negra artesanal tipo stout, de una zona que se llama El Bolsón.

Yo digo que se vayan haciendo a la idea de que no volveré...

PD: que alguien me explique bien qué es el sauco, porque lo probé en licor y lo amo. Estoy en busca de rosa mosqueta, a ver si mañana...



Una estrella roja volando sobre Argentina II

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Ash, había escrito una entrada en la mañana contándoles en qué va el viaje y no logró subirse porque el internet iba y venía :( Lo peor es que ya se me olvidó qué tanta tontera les contaba. Pero a ver, estábamos en que me iba a cenar en San Martín de los Andes y que seguro que me iba a enamorar de un argentino.

     No se llamaba Emiliano, sino Guillermo, ya ven que siempre me enamoro del chef. Este, el de Reserva Merlot me dejó entrar en su cocina. O sea, no lo olvidaré jamás y así. Preparó para nosotros una trucha al wisky (para René) y un cordero en salsa de cerveza y arándanos (para Gustavo). Para mí, que tenía muchas ganas de probar las dos anteriores, la especialidad de la casa: saltimboca de ciervo con jamón crudo y puré de papas con tomates secos, salvia y albahaca. Sí, sabía tan bueno como se escucha. Grabé un video pero no carga, habrá que esperar a que esté frente a mi computadora en México. Terminé con un mousse de chocolate con whisky y naranja, ahí nada más. ¡Gracias Guille!

Mi saltimboca de ciervo.

Gustavo y su cordero

Siempre me enamoro del chef

     Nos fuimos a Villa la Angostura pasando por la ruta de los siete lagos que no son siete. Pero que no cunda el pánico: sí son lagos. Visitamos el pueblo y nos explicaron todo sobre las truchas. Ya se imaginan mi dato preferido sobre las truchas: se comen. En la comida un sándwich de trucha con palta (aguacate) y en la noche una trucha con hongos y cerveza negra.


     Nos quedamos en el hotel spa Las Balsas, que me encantó porque los cuartos en vez de números tenían nombres. Mi cuarto se llamaba Frambuesa y era color frambuesa y tenía vista al lago, que no tiene nada que ver con frambuesas. En la mañana sí había mermelada de frambuesa, pero Vanina había conseguido para mí una aún mejor, mi nueva obsesión en la vida: la mermelada de rosa mosqueta. OMG. Después de pasear en bote, donde olvidé a Guille y me enamoré de Nicolás y de Facundo (sí, de los dos), visitamos el bosque de arrayanes, donde los olvidé a los dos para enamorarme de Pablo el guardaparques. Hubiéramos vivido felices para siempre si no hubiera conocido entonces al alfajor santafecino, mi nuevo y único amor verdadero de aquí a que llegue a la parrilla donde cenaré en un rato.

Alfajor santafecino <3 td="">3>

Facundo y la espalda de Nico
Foto tomada cashishinquerer

     Volvimos al puerto de Villa la Angostura donde por fin por fin por fin probé las empanadas de carne en un lugar pequeño y con un encanto enorme llamado Viejos Tiempos. Obvio una cervecita artesanal para acompañar. ¿Alfajor de frambuesa de postre? Bueno...



     Antes de salir para Bariloche, que es donde estoy ahora, fuimos a tomar el té al hotel Correntoso. Yo pensaba que se trataba nada más de té, y no. Más alfajor santafecino, scones, macarrons, lemon curd, génoise de chocolate, sánguches de miga, tarta de mango, mermelada de sauco y de rosa mosqueta, etcétera, etcétera qué alegría, muero. Así de bueno.


    Los dejo con la baba escurrida que ya me voy a ver eso de la parrillada. Creo que regresaré a México rebotando como pelotita, Yei!!!!


Todos los caminos llevan a (San) Carlos (De Bariloche)

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RECETA DEL "SUICIDIO DE CHOCOLATE" DEL RESTAURANTE PATACÓN

Tiene apenas una semana desde la última vez que te vi. Ya no tengo la costumbre de pensarte a diario. Los planes siempre son olvidarte para siempre.

     No quería traer tu recuerdo hasta Argentina. Pero te pensé en Buenos Aires, en esa plaza que lleva por nombre la fecha en que naciste. Y luego en el jardín de los poetas me encontré con Alfonsina. Tu imagen me persigue, siempre estás ahí. ¿Será que eres el amor de mi vida?

     En la Patagonia tampoco pude olvidarte. Tanta agua, aunque sea dulce, me recuerda las aventuras que te imaginaba teniendo en el mar. "Quiero ser una trucha", dije, "un habitante del agua". Y agarré camino para Bariloche. San Carlos de Bariloche. En todas partes está tu nombre. Fuimos a cenar a un restaurante típico de aquí. Vanina me dijo que quería pedir la especialidad de la casa. "Suicidio de chocolate" suena a la opción de Alfonsina tan lejos del mar. Entré a la cocina para ver cómo lo hacían. Un suicidio es más fácil de lo que parece. Ordenamos dos.

     La última vez que nos vimos dijiste que ya no navegarías más. Te quedarás, pero no conmigo. "Embonamos como piezas de rompecabezas", dije "y no es en sentido figurado: tu lugar es dentro de mí. Lo entenderás, como todo, cuando sea demasiado tarde". Reíste. Recordé que lo primero que amé de ti fue tu risa.

     Mañana iré a la fábrica de chocolate a pensar en ti, Carlos. ¿Será que eres el amor de mi vida?

INGREDIENTES
para dos suicidios

  • Dos brownies
  • Dos bolas (bochitas) de helado de chocolate
  • Dos cucharadas de crema chantilly
  • Dos trozos de chocolate
  • Salsa de chocolate para adornar

MANERA DE PREPARAR

  1. Solamente haz una torre con todo

Sí, así de fácil es el suicido. Muchas gracias al restaurante Patacón por dejarme entrar en su cocina a pensar en él. Y a Marco, el que tuvo que armar el numerito.



op. cit. Marco


A los chicos no puede importarles menos mi pena, se la comen


Como una caja de chocolates

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Mucha gente viene a Bariloche a esquiar, hacer kayak, cabalgar por el bosque, admirar el hotel Llao Llao, subir a ver el lago Nahuel Huapi desde el cerro Campanario, jugar golf, hacer canopy, bicicleta... yo hice varias de esas cosas, aunque no lo crean, pero no vine a eso.

     Yo vine a Bariloche a comer chocolate. No mucha gente en México lo sabe, pero el chocolate de Bariloche está dentro de los mejores del mundo. Voy a saltarme su viaje de México a Europa, que si Moctezuma, que si Hernán Cortés, que si a Carlos V le encantaba, que si madame de Pompadour tomaba un buen, que si el marqués de Mancera tenía parkinson y para él inventaron los platitos de las tazas... saltemos también a Conrad Van Houten y a Milton Hershey y a Rudolph Lindt. El caso es que en 1947 un chocolatero de Turín, Aldo Fenoglio llegó a Bariloche huyendo de la guerra y comenzó a fabricar chocolate aquí.

     En Bariloche la especialidad es el chocolate en rama y hay muchas chocolaterías tradicionales. Ni modo, no pude entrar a comer en todas, pero sí visité las que más me recomendaron. Primero, Mamuschka, que se distingue por las hermosísimas latitas en que te ponen los chocolates (acá les dicen bombones). Saliendo de ahí, casi a rastras, entré en la igualmente famosa Abuela Goya, que he de decir que fue el único lugar en que se acercaron a ofrecerme pruebas de chocolate en una canastita. Morí, era delicioso. Las latas también muy padres, y también tenían tarritos para mermelada y azucareras y todas esas cosas que me vacían la cartera cuando viajo. Sale una latita de chocolates para el camino.

Mamuschka




En Abuela Goya


     Pasé por un lugar llamado La Mexicana de Bariloche, eso estaba muy intrigante. Ahí pueden encontrar la famosa mermelada de rosa mosqueta que venía buscando desde cuándo. Pero hoy tocaba chocolate, así que seguí caminando en búsqueda de la que me recomendaron como la mejor chocolatería de Argentina: Rapa Nui.


     No tuve que buscar mucho, en cuanto pasé enfrente el olor me atrajo como a las moscas (moscas guapas, obvio). Ese lugar es un sueño. No solamente encontré el chocolate en rama, también había alfajores de todos sabores, bombones, mermeladas de sauco, arándano, frutos del bosque, frutilla, rosa mosqueta, licores de los mismos sabotes, chocolate en polvo, cocoa, fondue, paté de trucha, de hongos, de ciervo, pimienta ahumada... no bueno, me llevé la tienda. Rapa Nui es del hijo de Aldo Fenoglio, Diego. Cuando el papá murió, su hija vendió la marca a los alfajores Havanna, de los que todos hemos oído hablar. El hijo siguió con la tradición familiar aquí.



     Pero no porque se haya vendido Havanna ya no hace buen chocolate. Visité el museo del chocolate, que es la fábrica de Havanna y me queda justo enfrente del hotel. Ahí sí se detuvieron que si con Hernán Cortés y todo eso. Yo feliz con la tacita de chocolate caliente que me dieron me pasée por ahí y seguí comiendo. Había toda una familia de pingüinos y dos zorros hechos con chocolate. Porque la vida no es suficientemente random, supongo.


Mezcladora





Bueno, ya lo dijo Forrest Gump, ¿no? La vida es como una caja de chocolates, nunca sabes lo que obtendrás. Lo malo es que sí sé lo que me costó el chiste, ay.

Moriré en Buenos Aires

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"Toma, papá, tu café" "¿Es un cafetín de Buenos Aires?" "Sí". No me enteré de que Buenos Aires era una ciudad sino hasta tiempo después, y aún más tarde le puse atención al tango que tanto me gusta y al que hacía referencia el loco de mi papá.

     Y luego me enamoré de Buenos Aires de tanto leer a Alfonsina Storni. Buenos Aires es un hombre, decía. Pobre Alfonsina, nadie sintió nunca el amor como ella. Nadie lo escribió igual tampoco. Y luego, con aquello del amor, Alfonsina y el mar, yo quería ir a Buenos Aires. O ahogarme. O ambas.

Pupila Madre
     En fin, el día en que llegué no fui directo al puerto a aventarme al agua. Quería encontrar primero el cafetín de mi imaginación. Nada fácil, pues iba en un viaje de prensa con destino a la Patagonia y las horas en la ciudad estaban contadas. Salí a la calle sin tener idea siquiera de qué hora era. Agarré la calle Thames hasta cruzar con Santa Fe, que me pareció lo suficientemente grande para parar ahí y preguntar. Intenté entrar en un café Havanna y me dijeron que ya no eran horas. Al fin que ni quería tomar café ahí, ya hay en Polanco. Regresé dando vueltas por Palermo y entré en un local enfrente del hotel: Pupila Madre. Era tan hippie que pensé en Paulina. Pedí milanesa y, obvio, café. Entonces descubrí que eran las once de la noche. Al día siguiente tenía que salir a las 8:30, mejor me fui a dormir.


   Me senté temprano en una mesa del hotel BoBo y pedí el desayuno. Mientras varios argentinos me recomendaban cafés que seguramente no tendría el tiempo de visitar, me trajeron uno. Venía en una prensa francesa. Ay, me acordé del Black Cat Bones. No, ese café no estaba en Buenos Aires, pero me dio en oro un puñado de amigos, que son los mismos que alientan mis horas*. En las mesas del Black Cat bebí mis años y me entregué sin luchar*... ya tiene un tiempo. Dabitch, mi perra de espuma rosa, te extrañé al servirme ese café. Y a Carlos.

Ay :'(
  


     Aproveché en la visita guiada del día siguiente para ver la estatua de Alfonsina en el parque 3 de febrero. Luego paré unos minutos en Recoleta en el café bajo el gomero que cuida el cementerio. No había tiempo para tomar el café. Qué lindo cementerio, con sus gisants de mármol y sus historias de novias tristes: la Rufina, a quien su madre enterró viva sin querer, pues le pareció muerta de tantos somníferos que le dio para poder robarle al novio; y la otra, la que murió en su luna de miel bajo una avalancha de nieve. Pobrecillas. 

Barrio de la Recoleta
     En Caminito, barrio bastante decepcionante, pues no correspondía tampoco al de la imaginación, sí me hice tiempo para un cafecito. Al fin y al cabo llevaba horas sin tomar nada y cuando no estoy de viaje me tomo ocho tazas al día. Era Havanna, siempre sí, y estaba muy bueno. Unos japoneses me tomaban fotos, ¿habrán descubierto que soy Alfonsina? Por las dudas me perdí entre la gente.

     Tenía dos horas libres. Era el momento de buscar Las Violetas, del que me habían hablado Romina y Clarisa. Pediría una bandeja María Callas para mí sola. Pero primero tenía un encargo. Mi papá me pidió cualquier disco de Juan Carlos Godoy. ¿Cómo olvidarte en esta queja*, papá? Caminé de nuevo por la avenida Santa Fe hasta encontrar la famosa librería el Ateneo, pero no tenían. En la tercera sucursal a la que fui había uno solo, uno en el que le canta a Gardel. Ya era hora de volver al hotel y el café de la librería era una franquicia francesa. Ni modo, ya buscaré otro momento.

Café de los Angelitos
     En la noche fuimos al Café de los Angelitos. Un café muy antiguo, remodelado en la parte de atrás para ofrecer un espectáculo de tango a los turistas. Estaba adornado de la manera más kitsch que se pueda imaginar, y hasta los meseros combinaban con la vajilla celeste y oro. Ahí no recuerdo siquiera si tomé café. Vino sí, cheesecake de dulce de leche... pero en cuanto se levantó el telón me enamoré inmediatamente del pianista, y ya no supe más. Ese sí se llamaba Emiliano y de repente miraba a la cantante y ella a él como si se quisieran. No me gustaba cómo cantaba ella, era muy limpia su voz. El tango debe de sonar sucio, como las aguas del Plata. Me perdí por completo en el piano y no volví hasta que empezaron los aplausos. No aprendo. Entonces empezó a cantar: "Moriré en Buenos Aires, será de madrugada..." y yo aproveché la oscuridad y la servilleta kitsch para disimular el llanto. ¿Tomé café? No lo sé, no creo.

     Casi pierdo el vuelo al día siguiente. Estaba despierta o estaba dormida. Los versos de la Storni resonaban en mi cabeza mientras me decidía. -Alfonsina!- No llames. Ya no respondo nada. / Si en una de tus casas, Buenos Aires, me muero / viendo en días de otoño tu cielo prisionero / no me será sorpresa la lápida pesada. Pero sonó el teléfono y sí tuve que responder. Los demás me esperaban abajo. Nos fuimos a la Patagonia y me olvidé un poco de Alfonsina. Sólo un poco. Menos cuando comí suicidio de chocolate, y menos cuando escuchaba las olas de los lagos romper en las orillas. Me escribió mi papá para pedirme el disco que ya le había comprado. Si te conozco, papá, ya lo tengo.

     El último día en la montaña fuimos al lago Gutiérrez. Hicimos kayak y paramos en una playa. Después de un poco de mate me metí al agua y empecé a caminar, asombrada con la claridad del agua, a través de la cuál podía ver las piedras del fondo, y algunos peces que me rozaban los pies. "Ya se va la Pola, como la Alfonsina" dijo Pablo. Y se rieron. Yo quería ser una trucha, nadie nunca entiende nada. Por la noche volvimos a Buenos Aires. Era demasiado tarde para salir. Un choripan enfrente del aeropuerto y a la cama. Así que por la mañana tenía que escoger entre Las Violetas y el Café Tortoni. Este último me lo recomendó George. Se supone que siempre le obedezco aunque preferiría no hacerlo, pero se quedó en la oficina trabajando el doble para que yo pudiera llorar en Buenos Aires. Tenía que comprarle un vino o algo, o por lo menos visitar su café.

     Gustavo me dio el efectivo que le quedaba para un taxi. Pero me gusta llevar la contra y tomé el subterráneo. Mi instinto resultó ser excelente: salí, caminé unos pasos y el Tortoni estaba frente a mí. Lo miré de fuera. Pensé en entrar, tomar un café, tomarle una foto y correr al otro. Sabía que terminaría escribiendo que no tengo cafetín en Buenos Aires, que el café de mis sueños era como esas cosas que nunca se alcanzan*. Fue entonces cuando vi sentada en una esquina, al fondo, a Alfonsina Storni con Jorge Luis Borges y Carlos Gardel. En serio.

     Bueno, no en serio en serio. Se trataba de tres esculturas. Me senté en la mesa de a lado y pedí café. En Buenos Aires lo traen con un vasito de agua mineral. Como debe de ser. Estaba sumida en mis pensamientos. Ahora dice Carlos que dejó de navegar. Y aún así no es mío. Es para volverse loca. Pero yo ya estaba loca, como Alfonsina. ¿Será? ¿Fue primero el barco o la locura? ¿Por qué mi obsesión con ella? Es porque la entiendo. Comprendo su sentir en cada verso. Y no sólo por aquello de los viajeros y el mar. Se le siente sola. Me gustan los poemas que le escribe a su hermana. Cuando leo que se sienta a velar su sueño, cómo recuerdo las noches en que miraba dormir a Estefanía, y no me atrevía a darle un beso en la frente por no despertarla. Y entonces a veces pienso que quizá, en otro tiempo, en otra vida, Alfonsina sí me hubiera entendido. Nadie nunca entiende nada.


     Suspiré y eché la cabeza hacia atrás. Entonces vi al fondo una cortina roja. Un letrero ponía "Salón Alfonsina". Me pregunté por un momento si no me habría quedado dormida en la mesa. Caminé hacia ahí. "¿Querés que te tome una foto?" "Bueno" "Sonreí un poco, flaca"... No pude sonreír. Entré ahí mientras los versos se arremolinaban y se me enredaban en los pies. ¡Que todo el que llegue se muera al tocarte, / corazón maldito que inquietas mi afán! Al fondo había un escenario y sobre él, un piano. Ahora me ha dado esa obsesión por los pianos. Llore mi vida... el corazón se apene / Date a volar, Amor, yo te comprendo. Me senté, a pesar de que estaba prohibido.



     El mesero que me había tomado la foto me miraba de reojo, así que salí. Entré en la sala contigua, que antes fue una peluquería y ahora es una biblioteca. Ahí estaba también Alfonsina en recortes de revistas, en libros. Le pregunté al mesero, que me seguía, si podía tomar uno. "Normalmente no se puede" me dijo mientras abría el candado. Sabía exactamente qué poema estaba buscando. Él lo entendió y me esperó afuera. Me senté a leer.



Hace mucho tiempo que dijiste:
Cuando los trigos doren, volveré.
Muchas veces doraron, tú distante.
Y yo te perdoné.

Distraído una tarde que vagabas
frente a mí te encontraste sin querer.
Amor de nuevo al corazón pediste
y yo te perdoné.

Luego, pesada abeja que retorna
con su cosecha dulce del vergel
levando el vuelo me dejaste muerta
y yo te perdoné.




 
     Ya no fui a ninguna otra parte. Tenía que comprarle a George un vino o algo. Cuando entré nuevamente en el bullicio / del Buenos Aires ávido de oro; / Y entonces fue que la cabeza blanca / de mi viejo se apoyó en mi hombro. Había una vinatería justo enfrente del café, como a propósito. Pero estaba distraída mientras me paseaba entre las botellas. No dejaba de pensar en la tristeza de Alfonsina. En que la comprendo. Solamente que yo no voy a ahogarme. Yo nací muy lejos del agua.

     Probablemente un día más bien me cuelgue del naranjo. Será de madrugada, cuando esté en flor. Me meceré con el viento hasta caerme del árbol como un fruto podrido. Cuando lleguen los gatos a buscar alimento, en mi pecho encontrarán un corazón todavía vivo. Y dentro, a Alfonsina bailando un tango, ese del cafetín de Buenos Aires. Y a Carlos.


*"Cafetín de Buenos Aires" de Enrique Santos Discepolo

A nosotros nos gusta la tarta tatin

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Receta de tarta tatin de manzana

Lo mejor de Instagram es eso de volver mejores las fotos horribles

Desde el día en que corté con mi novio que no era mi novio, Brenda me había comprado un chardonnay que maridaba bien con mi drama, pero no habíamos podido tomarlo porque yo andaba de pata de perro. Ya teníamos mucho tiempo sin juntarnos a cocinar en su casa, así que le avisó a Pau y a María y nos dimos cita.

     La verdad es que mucho "huevos" y "me fui con Carlos", pero desde que regresé al D.F. sí lo extraño. Me refiero a mi novio que no era mi novio. Nadie más me pregunta en francés cómo estoy ni me manda mensajes que me den risa. Y como no tengo ni el menor sentido común, ayer, perfectamente sobria, le envié un mensaje. La conversación fue más o menos así: "Te extraño" "Hola!!! ¿Cómo te fue en Argentina?"  "Bien, blah blah blah, ¿tú?" "Bien blah blah blah, hay que ir por un mezcal y me cuentas" "Mejor no" "De acuerdo, buen fin". Ya sé, no me digan, la crío y luego la ahorco, como dice Agder. El caso es que me dormí toda la tarde, furiosa conmigo misma, hasta que me llamó Pau.

     Han de saber que si me llaman cuando estoy dormida respondo, niego que estoy dormida, mantengo una conversación completamente coherente, cuelgo y olvido de qué hablé, porque estaba dormida. Sólo recordaba que tenía que llevar botana y que Bren iba a hacer algo salado y Pau algo dulce y yo no estuviera fregando. O que comprara bebidas, algo así. Luego me desperté y para matar tiempo mientras llegaba la hora, de preferencia sin enviar mensajes fuera de lugar, abrí Pinterest y me puse a intentar peinados y maquillaje. Por eso llegué a casa de Bren arreglada como para una boda para aquello del chardonnay.

     Sorpresa total, María sí llegó (es que luego nos deja plantadas). Quiero pedirles un minuto de silencio por María: la perdimos. Sí, ya habla en plural, es una con su novio, quien por cierto sí es su novio. "Es que se siente mal y no sabemos qué tiene". Auch. María y Pau no se conocían y se hicieron las grandes amigas mientras hacían la tarta tatin. Yo me dediqué a documentar y a ayudarle a Bren con los gyros, de los que les pasaré la receta pronto también. Luego llegó la otra mitad de María, su novio que sí es su novio, y nos reímos de su pluralidad toda la noche. O a lo mejor sólo estábamos borrachos.

     En fin, aquí tienen la receta de la tarta tatin, que Pau hace con xoconostles pero no encontró ayer así que tuvo que ser la tradicional de manzana (deliciosa, por cierto). Dato cultural de esos que explican por qué no tengo novio: "tatin" está en francés y se pronuncia más o menos "tatá". Era el apellido de una señora que supuestamente la inventó cuando tiró una tarta al sacarla del horno y decidió solamente voltearla y servirla así. Luce mucho y es muy rica y fácil de hacer, así que esta vez no tienen pretexto. Pau hizo su masa brisée con harina hippie y quedó muy bien.

INGREDIENTES

Y SE COCINA ASÍ
  1. Pela las manzanas, quítales cruelmente el corazón y córtalas en rebanadas
  2. En un molde de pastel desmontable (esto es importante) derrite sobre el fuego de la estufa la mantequilla y dora en ella las manzanas junto con la canela, la vainilla y el azúcar mascabado hasta que estén suaves
  3. Retira del fuego. Extiende la masa brisée y cubre con ella la fruta. Sí, por encimita, así de ¿cómo estás? sale, bye. Corta del tamaño del molde y presiona contra la fruta. Esto será después la base de la tarta así que procura que quede parejo. Sólo no presiones mucho porque se asusta y te dice que mejor no
  4. Hornea durante 30 minutos con el horno a 180° C
  5. Espera a que esté tibia y desmolda con cuidado. Luego voltea en un plato para pastel o, si estás en casa de Brenda, en una tabla en la que quepa.
  6. Se puede acompañar con helado de vainilla pero también sola sobtrevivirá y le gustará a todos, no la juzguen si no encuentra un helado que le diga "nosotros" ¿ok?

Mándenme mensajes en francés, un paro, aunque sólo digan "tarte tatin"...

Salami de cordero de botana
Cubre con la masa

Presiona
Desmolda
Voltea con cuidado

10 Pasteles para 31 primaveras

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Es mi cumpleaños y a mí nadie nunca me hace pastel. Eso sí, todos me piden que les haga uno, o miles de pizzas, ojeis. Este año decidí no celebrar porque mis amigos son aún más complicados que yo: unos están peleados o no quieren verse porque un día voló la mosca y decidieron odiarse. Otros se van a no sé dónde, muchos tienen que trabajar en sábado y obvio, ¿cómo se me ocurre cumplir años en puente y además durante el Vive Latino?

Coman caca. Yo voy a comer pastel. Aquí tienen mis 10 favoritos, aunque todavía no sé cuál escoger... 

1. El de mi otro cumpleaños, el selva negra. Avellanas, chocolate y cerezas. Nadie necesita amigos si tiene avellanas, chocolate y cerezas.



2. ¡El de mandarina! Es original, acidito y sorprendente. Ja, suena a slogan de dulce de Ricolino, pero es la pura verdad.


3. El jazzy platz, se nota que me encanta la fruta. Sólo lo he hecho una vez, creo que tienen que hacerme uno ustedes. Total ya subí la receta.


4. La tarta de manzana cubierta con glaseado royal. Es un gran clásico en mi casa y a mi hermana también le encanta. Como también fue su cumpleaños apenas, este quedaría muy bien.


5. No hay quinto malo. El cheesecake de mandarina con caparazón de merengue no sólo no es malo, es buenísimo. Ay, lo extraño, ese nos lo comimos entre Milachi y yo completito.


6. El pastel de chocolate con naranja. Es sofisticado, está bueno. Me recuerda a mí. O no... 


7. Hablando de chocolate, el pastel de mousse de chocolate de la patrona lleva casi un kilo. Es un desmadre hacerlo, lo volví a hacer para el cumpleaños de mi hermano y algunos de ustedes lo habrán probado en el BCBC.


8. Pero seguro el favorito de los que iban al BCBC era el rollo de helado. Me daba mucha flojera hacerlo, porque se lo comían antes de que me diera cuenta. Si me lo hace alguien más sí me lo quiero comer.


9. Este no es pastel, bueno, podría serlo con un poco de merengue encima. Merengue de limón... sí, el panqué de arándanos y romero es definitivamente uno de mis favoritos.


10. Pero hay un pastel, número diez en la lista pero número uno en mi corazón, que amo, que siempre se me antoja y que desayunaría diario si pudiera. Y el desgraciado, aunque lo he hecho varias veces, nunca se ha dejado fotografiar. Es el pastel de capuccino que también servía en el BCBC y que estaba preparando para mi hermana el día en que se me ocurrió abrir este blog. Era su cumpleaños y ella estaba en la terraza echando desmadre con mis primos. Decían que tal cantaba así, y que tal bailaba así. Me gritaban que saliera, y yo desde la cocina, que estaba haciendo el pastel. ¡Y Pola cocina así! gritó Jorge. Y seguramente ni se acuerda. Pues sí, este mes no es solamente mi cumpleaños, también es el del blog cuyo nombre mi primo ideó en medio de su borrachera. A lo mejor esta es la ocasión ideal para volver a hacer mi pastel favorito. Para mí. Les debo la foto. O a lo mejor la subo en unos días...

Caroline me lo dibujó, y se nos antojó mientras se lo describía...


Por lo pronto sigo teniendo 30 años hasta nuevo aviso ¿ok?


Atún en drogas que no entiende a los hombres

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Receta de atún sellado en polvo de hongos con pasta oriental

No me vuelvan a hablar de los hombres.
Mi rencor es infinito: nada pude darles.
-Jaime Sabines

La historia de cómo casi no conozco el Café la Gloria es muy graciosa. Un día antes de irse a Alemania, Aquiles daba un concierto en la biblioteca Vasconcelos. De alguna forma logró convencerme de ir, aunque yo ya los había ido a ver. Esa forma fue en realidad diciéndome que luego iríamos a cenar (como amigos) porque ya no nos veríamos en semanas. Unas horas antes me mandó un mensaje que decía que iba a decirle a todos los que preguntaran que tenía prisa para que pudiéramos estar a solas (como amigos) y que buscara un restaurante en Buenavista. 

     Como mi buen amigo Marck es de por allá por esa tierra inhóspita del norte de la ciudad, le pregunté si conocía un lugar por la Vasconcelos. "Vayan al Café la Gloria, tal dirección". Ok, saliendo del concierto pusimos el GPS y estábamos lejisísimos... nuestros intentos de llegar al mentado cafecito se detuvieron en Polanco, donde terminamos en un restaurante muy pipiris nice. Lo que pasa es que Marck, aparte de ser mi buen amigo, es muy despistado, y confundió la biblioteca Vasconcelos con la librería Rosario Castellanos (...).

     La última vez que vi a Aquiles sí fuimos a ese lugar, por no dejar. Yo pedí atún en polvo de hongos y por primera vez desde que nos dio por ir a cenar, me terminé mi plato. Estaba delicioso. Bueno, ya les conté cómo terminó eso, terminamos como amigos, nervermind. O por lo menos no importaba hasta que vino a verme Peggy y fuimos a cenar ahí. Volví a pedir lo mismo, volvió a estar delicioso y volví a darme de topes en la pared por ya no salir a cenar con ese wey. "Nevermind, me dije de nuevo, al fin el viernes voy a ver a Carlos".

     Nos vimos en un hotel. Carlos me había advertido que mientras tuviera novia no me buscaría y ya llevaba varios días buscándome. Todo iba bien hasta que durante la cena me dijo que iba a llamarle para avisarle que no iba a llegar a dormir. Un momento. Pensé que... ash, hombres. Entonces me explicó que era un pobre hombre maltratado por su mujer y que la iba a dejar. ¿Todos dicen eso? Esperen, se pone mejor. Mientras yo me preguntaba si era una mala broma, agregó que me tenía una propuesta. ¿Por qué no me iba a vivir con él? Obvio, como amigos. En un depa de 35 metros cuadrados con un cuarto y una cama, pero como amigos. Es más, como su vieja no se ha querido ir, si yo empezaba a pasar mis cosas a su depa ella iba a entender y se iba a ir y ya íbamos a poder vivir felices para siempre. Como amigos. 

     ¡Vos no sos mi amigo! No te pases, no podía creerlo. Me pregunté si él estaba en drogas. Y en lo que siguió de la noche me di cuenta de que ups!... sí lo estaba. Pero yo no, y ya no somos los niños que éramos cuando nos conocimos. Me despedí tratando de hacer como si nada para que no se diera cuenta de que no quiero volver a verlo. Todo tiene un límite. Tuve tantas cosas que hacer después que no me cayó el veinte hasta el lunes. Era mi cumpleaños y de pronto me dije que no iba a llamarme, que él también se estaba despidiendo de mí ese día (ofendido de que le dije que no quería vivir con él y eso). Estaba a punto de llorar cuando, como en las películas, sonó mi teléfono.

     Era Aquiles. Creo que nunca comprenderé a los hombres. De pronto fue evidente que ya no sabía qué decirle. Seis semanas desde el atún en el café que no está por la Vasconcelos y ya no podía hablar naturalmente con él. Creo que me preguntó cómo estoy y le dije que en Pueblo Quieto. O algo así de estúpido. Al final quedamos en "ponernos de acuerdo" y tuve la misma sensación que unos días antes al despedirme de Carlos. Not gonna happen. 

     A veces pasa. Alguien dice algo que rompe un lazo, por fuerte que sea, y aunque intentes recrearlo ya no puedes. Se siente que está parchado. En el corazón no se manda, y si se mandara, mejor mandarle a querer y no a olvidar ¿no? 

     Tenía en casa todos los ingredientes que había adivinado en el atún en polvo de hongos y en medio de todos estos pensamientos intenté recrear la receta. Me quedó muy buena, de verdad deliciosa. Aunque le faltaba algo. No pude decidir si era un filete más grueso lo que faltaba. ¿O pimienta? ¿Brócoli? ¿El chardonnay para maridarlo? Creo que todos sabemos que le faltaba Aquiles.  ¿O es a mí a quién le hace falta? Nevermind...

INGREDIENTES
  • 2 filetes de atún
  • 4 C de hongos oreja u oreja de ratón secos, en polvo
  • 2 C de mantequilla
  • 2 cc de aceite de oliva
  • 200 gr de pasta oriental
  • 3 zanahorias
  • 1 puñado de espinacas
  • sal y pimienta al gusto
  • ... :'(

Y SE COCINA ASÍ
  1. Prepara la pasta según las instrucciones del paquete, con cuidado de que no quede muy cocida porque se va a saltear en mantequilla. Escurre y reserva
  2. Pela las zanahorias y córtalas en julianas. Limpia y blanquea las espinacas
  3. Derrite 1 C de mantequilla con 1 cc de aceite de oliva (para que no se queme). Saltea ahí las zanahorias. Cuando estén suaves, agrega las espinacas y la pasta, sal y pimienta, reserva
  4. En un sartén, derrite el resto de la mantequilla con el resto del aceite. Cuando esté muy caliente sella durante unos segundos de cada lado los filetes e inmediatamente revuélcalos en el polvo de hongos. El sabor de los hongos es muy fuerte así que no te pases
  5. Acompaña con la pasta. Estoy segura de que  ambos apreciarán la compañía. Como amigos

Aquí presumiendo la ollita que me regaló mi mamá :P

Tenía los hongos completos así que tuve que molerlos yo.



Este es el original. Yo digo que sí se parecen...






Gyros como los hace el taquero

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Receta de gyros de carne

Entre que estaba un poco oscuro y estaba un poco ebria, no hay mejores fotos de los gyros :S


Hace como una semana que fuimos a cenar a casa de Brenda, además de la tarta tatin de manzana, hicimos gyros. En estos sí participé más, no me molesten. Desde ese día no he visto a Bren y la extraño. Me encanta que mientras las personas normales hablan un poco de sus trabajos al principio de las fiestas y luego ya echan desmadre, nosotras con unos vinos encima hablamos de usos de las comas y de las nuevas reglas ortográficas de la RAE. Somos lo más. 

     A Pau sí la vi al día siguiente, fuimos al Ecofest a comprar cosas hippies y ver a mi amiga Peggy. Nos sentamos abajo de unos árboles hippies en unos tapetitos hippies a comer panes hippies. Y en eso por las bocinas escuché al Ecoloco de Odisea Burbujas. Si no sabes quién es el Ecoloco, tienes menos de 30 años y fracasaste como hipster. Es ese que cantaba "Mugre, basura, y smog ¡ra-ra-ra!" Jeje, lo amo, voltee y ahí estaba bailando a unos pasos de nosotras. Pau tiene menos de 30 años y fracasó como hipster: no tenía idea de por qué me estaba haciendo tan feliz ese señor disfrazado. Después me puse a pensar que Bren, María, Ulises y Lenah también son unos babies. Tengo muchos amigos más chicos que mi hermana :S ¿Seré yo la que fracasó como adulto contemporáneo? ¿Debería preguntar si tuvieron el LP de las Flans antes de entablar amistad? ¿Soy esa señora que los pubertos se preguntan qué hace en las fiestas de sus amigos? ¿Dónde están los asteroides? 

     Bueno, ya, suficiente. La receta de los gyros. Se supone que se hacen con pollo pero a Brenda no le gusta el pollo, no sé si sea una ondita hipster. Entonces los hicimos con carne. Me sorprendí de ver que primero sellaba la carne y luego la cortaba en tiritas. Me explicó que es más fácil, que así ha visto que los hace el taquero. Tenemos tanto que aprender de estas nuevas generaciones y sus avanzadas tecnologías... 

INGREDIENTES
  • 2 tazas de yogur natural o jocoque
  • 1 pepino 0 5 pepinos cambray (la opción de Bren, todo indica que sí es hipster)
  • 1 jitomate bola
  • 6 dientes de ajo
  • 3 C de vinagre balsámico
  • el jugo de 1 limón grande
  • 1 cc de orégano 
  • 700 gramos de bistec
  • aceite de oliva extra virgen
  • sal y pimienta al gusto
  • mucho pan pita

Y SE COCINA ASÍ
  1. Mezcla el yogur con dos ajos exprimidos, 2 C de vinagre, sal y pimienta y reserva
  2. Sella los bisteces en aceite de oliva y córtalos en tiritas
  3. Toma 2 C de la mezcla de yogur y revuélvelas con las tiras de carne, agrega el resto del vinagre, los ajos sobrantes picados, el orégano y el jugo de limón
  4. En un sartén grande, termina de cocer las tiritas de carne
  5. Pica en cubitos el jitomate y el pepino y mézclalos con el yogur. Agrega un chorrito de jugo de limón y otro de aceite de oliva
  6. Corta los panes pita por la mitad y rellénalos con la carne
  7. Sirve acompañado del aderezo de yogur
 Si no le dices a Bren, los puedes hacer con pollo.


Les prometo que ahí hay pepino y jitomate.
Hasta me disfracé de hippie para el Ecofest.

Ya en serio, ¿los asteroides dónde están?



Helado de manzana que me gusta mucho

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Receta de helado de crumble de manzana casero (sin máquina de helados)


El drama de que nadie me pelaba en mi cumpleaños surtió efecto: al final logré juntar a varios amigos en un billar, el mismo el año pasado. Caí temprano en casa de Bren, comimos juntas, y nos pasamos horas según arreglándonos. Cuando llegamos al bar ya estaba ahí Ryu con su novia, y poco a poco empezó a llenarse de gente: Ulises, María y su novio que sí es su novio, Vilchis, Marck, Ricardo, Buzz, Caroline, mi primo Jorge, Lorena, Monirod, Luis, y sí, Aquiles.

     Estaba tan feliz de verlo que sentía que iba a explotar. Más cuando vi que me había comprado chocolates Milka y especias. ¿Es perfecto o qué? Había olvidado cuánto me gusta después de seis semanas sin verlo. Pero rápido se convirtió en mi rival en el billar y ahí sí no perdono. Mucha gente iba y venía, y yo tenía que dejarme consentir por todos.

     Cuando nos echaron del bar, Caroline, Vilchis, Buzz y yo decidimos seguir la fiesta en casa de Buzz. Claro, con karaoke. Entre que si Espinoza Paz, José José y las Spice Girls nos dieron las cuatro de la mañana. Nunca en los años que llevo siendo amiga de Buzz hubiera pensado que terminaríamos dándonos besos alguna vez, pero así fue. Como si de repente nos hubiéramos dado cuenta de que somos hombre y mujer, nos agarró un derroche de amor cuánta ternura de esos míticos. Nos dieron las siete de la mañana. Cuando eso pasa entre dos amigos entrañables, supongo que pasan por un momento de sorpresa, luego uno de felicidad, luego uno de duda, a lo mejor sienten culpa, no sé. Yo solamente tenía una cosa en la cabeza. Sí, Aquiles.

     En cuanto pude me bañé, le dije a un Buzz medio dormido que le llamaría y me fui a mi casa. Esperé una hora antes de enviarle un mensaje a Aquiles: "Hey, despierta. Quería darte de nuevo las gracias por el regalo, me gustó mucho, y también decirte que me dio mucho gusto verte. Mucho." Immediatamente me llegó una alerta de mensaje. Era Buzz. Le dije que estaba muy cruda. Mandó dos mensajes más y luego se le acabó la pila a mi teléfono y entré en pánico. Le platiqué a Brenda, me dijo que ya lo olvide. Le platiqué a Lenah, me dijo que ya lo olvide. Le platiqué a Monirod, misma respuesta. Mi mamá también opina que ya qué flojera ese muchacho, que me complico innecesariamente. Logre cargar un poco de pila en mi teléfono, pero aún nada. Habían pasado tres horas desde mi mensaje.

     Como no tengo sentido común llamé a su casa. Me contestó él. Por si no fuera suficientemente embarazoso todavía, durante los primeros minutos de la conversación resultó que estaba sin querer en altavoz y no podía quitárselo. Obvio sus papás escucharon que estaba muy cruda. De esas cosas bien bonitas que me pasan. Después platicamos como si nada, el suficiente tiempo para que se me ocurriera un pretexto para vernos. Yo tendría que haber estado en un camión rumbo a Pueblo Quieto, pero en ese momento me surgió una urgencia enorme de comprar mermeladas en la tienda en donde él me había comprado mi regalo. Teníamos que vernos, tomar café e ir ahí, obvio.

     Mientras comíamos donas y le contaba tonterías tenía que concentrarme para no ponerme a cantar esa canción de los Carpenters de que aparecen los pajaritos cada que estás cerca y así. En eso sonó de nuevo mi teléfono. Sí me había contestado mi mensaje, sólo que éste había decidido llegar con cuatro horas de retraso. Y yo, igual de retrasada o más, haciendo un drama de que no me contestaba y llamando a su casa. Sonreí como imbécil. No le dije que era su mensaje el que me acababa de llegar. No me pregunten qué carajos estoy haciendo porque no lo sé. ¿Pulsión de muerte, estrategia, simple y llana estupidez? El caso es que otra vez ahí estoy.

     Así que después de despedirnos me vine más tranquila a Pueblo Quieto por unos días. Tengo varias recetas en mente. Mi plan era hacer miles de helados y en eso estoy. Al fin y al cabo, pase lo que pase el helado siempre me gustará mucho. Sí, como él.

     Ya que uno de mis usos preferidos del helado es ponerlo sobre crumble de manzana, ¿por qué no hacer helado de crumble de manzana? Sé que parece una complicación innecesaria pero al final quise intentarlo...

INGREDIENTES

  •  4 yemas de huevo 
  • 1 taza de azúcar 
  • 1 taza de leche 
  • 2 tazas de crema para batir 
  • 1 taza de manzana rallada 
  • 1/2 cc de canela en polvo 
  • 1/2 cc de jugo de limón 
  • 1/2 cc de ralladura de limón 
  • 1 cc de extracto de vainilla 
  • 1/2 taza de almendras
  •  1/2 taza de azúcar mascabado 
  • 1/2 taza de harina 
  • 1/2 taza de mantequilla 


Y SE COCINA ASÍ

  1. Pela y ralla la manzana, mézclala con el jugo y la ralladura de limón y reserva
  2. Bate las yemas con el azúcar hasta que se esponjen 
  3. Calienta la leche en una olla de fondo grueso a fuego muy bajo, sin dejar que se de cuenta, digo, que hierva 
  4. Incorpora las yemas con azúcar a la leche y revuelve con una cuchara de madera hasta que espese, es importante que la temperatura no suba demasiado, o se cocinan los huevos, y no es bueno andar calentando los huevos así porque sí 
  5. Cuando la mezcla forme una película detrás de la cuchara si la levantas, retira del fuego y vacíala en un tazón de metal 
  6. Incorpora la manzana rallada, la vainilla, la canela y la crema para batir 
  7. Espera a que se enfríen las cosas un poco y vacía en un refractario 
  8. Congela mínimo 6 semanas, digo, horas 
  9. Mientras, muele en la licuadora o procesador de alimentos las almendras, el azúcar mascabado, la harina y la mantequilla muy fría en cubos. Debe de quedar con consistencia arenosa 
  10. Hornea esto a 200° C por unos minutos en una charola extendida, hasta que quede dorado. Yo como que le revuelvo tantito de vez en cuando con una palita para que no se pegue, ya ven que me encanta andar molestando nomás a ver qué sale. Debe de quedar con consistencia de migajas secas (crumble) 
  11. Sirve cada bola de helado de manzana revolcado con en crumble de almendras. Ups. 


Por atolondrada, metí el helado en el congelador que no sirve bien y cuando salí temprano a verlo descubrí que no había cuajado. Es como lo mismo. Tuve que pasarlo al otro y volver a esperar. A mi teléfono siguen llegando puros mensajes que no son el que espero. Tengo ganas de gritar pero he de ser paciente. Good things come to those who wait...




Damnit! sí soy muy buena...

Primer helado de fresa

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Receta de helado de fresa casero (sin máquina de helados)


Muchas veces les he contado sobre mi abuela Yoyis, su cocina, y el naranjo de su jardín. Esta es otra historia, la de mi abuelo Jorge. Aunque murió muchos años después que mi abuela, también son pocos los recuerdos que tengo de él. El más lejano es en su negocio, un Danesa 33. 

     Sí, mi abuelo era como un pionero en Pueblo Quieto. El Danesa 33 era en los 80 la heladería más nice que uno pudiera imaginar en México. Su hit era que tenía 33 sabores distintos. A lo mejor ahora nos parece poco, pero cuando tienes 5 o 6 años, un abuelo con una heladería con 33 sabores a la mano es un hit. Recuerdo una tarde que pasé entera con él ahí. Tenía una olla de cocimiento lento con chocolate derretido, donde te daba permiso de meter una enorme galleta de abanico. Esa vez le pedí mi primer empleo. "Mira, vas a servir con esta cuchara las bolas de helado que te pidan". Se hacía el desentendido cada que yo servía con esa cuchara helados que nadie me pedía y me los comía escondidita en la bodega. Cuando terminó el día lo vi haciendo torrecitas de monedas y recuerdo haber pensado que era rico como Rico McPato. Entonces me dio una moneda de esas grandes de mil pesos que había en ese entonces. "Toma, es tu sueldo. ¿qué te vas a comprar?" No lo pensé ni un segundo. "¡Un helado!".

     La reja que tenía para cerrar la heladería está ahora a mitad de nuestro jardín. Algunos de mis primos eran muy pequeños y no recuerdan Danesa 33. Otros hasta nacieron después, y mi sobrina ni se diga. Pero igual juegan y corren y pasan por esa reja a cada rato. Vendrán más a vivir en esta casa y el abuelo seguirá parado ahí en medio. Me gusta pensar, cuando salgo al jardín, que la reja está esperando a que me descuide para meterme un pellizco y reírse. O que me va a dar una moneda de mil pesos. O muchos helados, 33 helados.

     Ahora lo que más disfruto cocinar son helados. La primera vez que lo intenté fue un desastre, porque tienen su chiste, pero desde que le agarré la onda quiero convertir todo en helado. También quiero, ahora que estoy de vacaciones en Pueblo Quieto, darles unas vacaciones de comer helados a mis primos y a mi sobrina. Todos merecemos un recuerdo de infancia lleno de ellos.

     Ya había hecho uno de crumble de manzana. El segundo me ayudó a hacerlo JL y fue de fresa. Aquí tienen la receta. Vendrán más.

INGREDIENTES
  • 4 yemas de huevo
  • 1 taza de azúcar
  • 1 taza de leche
  • 2 tazas de crema para batir
  • 1 taza de fresas picadas
  • colorante rojo (opcional)

Y SE COCINA ASÍ
  1. Bate las yemas con el azúcar hasta que esponjen y adquieran un color amarillo muy claro
  2. Viértelas en una olla de fondo grueso; mezcla con la leche y bate a fuego muy lento hasta que espese y nape la parte de atrás de la cuchara
  3. Transfiere la mezcla a un tazón para que se enfríe
  4. Agrega la crema para batir y las fresas picadas, el colorante rojo e incorpora. Cando esté fría, métela al congelador en un recipiente resistente al frío y congela varias horas.
    Inténtalo con zarzamoras, duraznos, frambuesas... queda más rico que Rico McPato :)

    Jeje, salgo en la cuchara.

    Esteee... cuando dije "primos" quise decir "y mi tía".
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