Mostaza catártica al vino

Otra vez, supongo que ya se la saben, me dio una etapa muy rara de no querer salir de casa. O sea, trabajo en casa y casi no tendría que salir, pero me gusta ir al mercado y ver a mis amigos y comer fuera. Y no, no quería, por días.

Incluso Pau venía un día a verme y no le contesté el teléfono, y tenía planes con Marck y no llegué. O sea, estoy hablando de Pau y Marck, en general muevo cielo mar y tierra para verlos.

Hasta que vino Caro y casi literalmente me arrastró fuera. Se veía tan bien: feliz, arreglada, bonita. Yo no le causé el mismo efecto, me dijo que estaba muy flaca y le tuve que confesar que no había tenido ganas de comer... ni siquiera de cocinar. 

Es grave, yo siempre tengo ganas de cocinar. Pero una plática con mi amiga era lo que necesitaba: al día siguiente ya estaba inventando que iba a hacer mostaza al vino blanco y me fui al cine con un amigo. Y luego a mi casa con ese amigo a tomar cerveza, escuchar música y platicar babosadas hasta las cinco de la mañana.

Fue muy catártico. Todo indica que volví a caer sobre mis patas, ¿quiobo?

Ya les había dado una receta de mostaza a la cerveza. Esta es un poco diferente, sí está completamente molida y tiene otras especias.  Una diferencia más es que esta vez la receta es para una taza de mostaza, que la última vez hasta regalé de tanta que salió. Pero que el color de la comercial no los engañe: también es muy fuerte. Se trata de ser fuerte estos días.

Ok, les concedo que a veces preparo cosas mucho más complicadas pero denme chance, ahí la llevo.