Receta de helado de lemon curd
Hace meses, en mayo, para ser exactos, dejé de ver a Edgar, ese man del que estaba enamorada y que nada más me complicaba la vida gratis. Habíamos dicho ya varias veces adiós, pero ese día me juré que era de a deveras. Estaba desesperada y me fui a Puebla a ver a mis amigos para olvidar.
Y sí, lo olvidé. Claro, con tres o cuatro historias igual de complicadas de por medio. Entre el dude con el que nunca sé de qué hablar (pero de todos modos nunca nos vemos para eso), el que de pronto desapareció de la faz de la tierra y luego me mandó recado de que había vuelto con su ex, el que me gustaba mucho hasta que descubrí que era aburridísimo y el amigo del que un día me había enamorado sin meter las manos, no podía más que dejarlo atrás.
Esa última historia también acabó con un viaje a Puebla. O bueno, no acabó, encontró un necesario intermedio para que los actores se repusieran del sacón de onda. Fue en ese viaje relámpago que decidí mudarme de nuevo para allá, y sigue siendo el plan.
Y ya estaba todo volviendo a la normalidad cuando hice este helado de lemon curd. La idea era usar unas galletas molidas que Pau me había dado porque le sobraron de un pay (Pau siempre me da comida :D ). Pensé que las galletas sirven para hacer pay y el que me gusta más es el de limón y lo que más me gusta es hacer helado... mezclando tres o cuatro gustos a la vez, como en mi vida amorosa.
Y lo metí a congelarse y me quedé hasta tarde esperando a ver cómo quedaba y me puse a platicar con un wey de Tinder y me dio la una de la mañana y ya ni vi el helado y me quedé dormida. Y empecé a salir con ese tipo y cuando hasta a ustedes ya se les había olvidado cómo empezó todo esto, Edgar reapareció de la nada.
Lo he dicho más de una vez: pinches hombres, siempre vuelven, tienen complejo de boomerang. Y yo ahí voy detrás. Me deshice del nuevo (ya sé, soy una mala persona) y me saqué tanto de onda que me fui a Puebla a un concierto y a pensar. Sí, otra vez, soy una mujer de círculos viciosos.
Pero hay círculos que se tienen que romper y, por más que entiendo la nostalgia que le entró a este señor (el viernes que me buscó se cumplían dos años de que nos conocimos), no podemos caer en eso. Me voy a vivir a Puebla y que le vaya bonito. Ya sé que Puebla es donde todo había empezado y que en realidad estoy cerrando un ciclo más grande. No me importa.
Ayer me pasé la tarde y la noche con Pau para contarle todo esto y que me diera comida. De regreso pasé al súper. Abrí el congelador para guardar la carne y ahí había un refractario grande con helado de limón intacto. Lo había olvidado por completo también. Pero, a diferencia de mi ex, este sí lo trago. Me quedó riquísimo, al menos eso lo sé hacer bien.
Les dejo la receta, antes de que se me olvide...
Ingredientes
- 2 tazas de crema para batir
- 1 taza de leche entera
- 3/4 de taza de azúcar
- 1 vaina de vainilla
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- 1/4 de taza de galletas molidas
- 1 taza de lemon curd
Y se cocina así
- Calienta 1 taza de crema con el azúcar y la vaina (córtala a la mitad a lo largo para que las semillas caigan en la crema) y remueve hasta que se disuelva; retira del fuego en cuanto hierva
- Agrega el resto de la crema, la leche y el extracto de vanilla y mezcla bien; deja reposar por 20 minutos
- Retira la vaina de vanilla (puedes raspar el interior para que todas las semillitas caigan en la mezcla), pasa a un molde resistente al frío y congela por dos horas
- Retira del congelador, mezcla perfectamente para romper los cristales que se hayan formado y repite la operación dos veces más, agregando las galletas molidas en la última; luego deja que se endurezca por completo
- Una vez que esto haya sucedido, Cubre con el lemon curd