Pizza al pesto con hongos y alcachofas

Alguien explíqueme por qué a veces paso semanas y semanas sin cocinar ni escribir. Ahorita que estoy de nuevo en eso, siento que me es hasta necesario para estar bien. O para estar.

Han sido días difíciles. Primero tuve una infección en la garganta que me tenía fuera de combate. Luego me tocó ir con el psiquiatra y eso tampoco salió nada bien. Siguió la ya previsible depresión, los pleitos sin pies ni cabeza con alguna persona que no me decido a dejar atrás y culminó con una pérdida tan horrible de la que no puedo ni siquiera hablar aquí.

Y en algún punto me di cuenta de que tenía hambre. Hambre de verdad por las semanas o hasta meses que llevo sin comer bien. Hambre de afecto que siempre termina en pelea, hambre de regresar a esto que siempre me ha hecho feliz, o ya de perdida, me ha tranquilizado. 

Como he estado enferma y he pasado mucho tiempo en casa, también he estado viendo programas de cocina y en uno se pusieron a hacer pizza con pesto en vez de salsa de tomate y se me antojó. Tenía varias sobras en el refrigerador: un poco de jamón serrano de cuando hice las flores, tomillo y ajo del cuscus, limón que nunca falta...

El truco es poner el pesto diluído con crema. Ya alguna vez, cuando les enseñé a hacer la masa clásica de pizza, les conté que le ponía de base crema con queso crema. Esta variante también quedó genial. La otra fue saltear los hongos en el sartén para que no se resecaran en el horno, lo cual hubiera pasado de haberlos puesto directamente en la pizza.

Y ya, lo demás, ya saben: imaginación y lo que se tenga a la mano. Les dejo la receta tal como la hice yo, que por cierto quedó deliciosa.