Frosting de lavanda y miel

Fue cumpleaños de Brenda y me agarró en un momento complicado: no tenía dinero para comprarle un regalo. Es más, no tenía dinero para tomar un taxi a su casa ni comprar los hielos que me pidió en el camino. A la mayor parte de la gente puede parecerle irrelevante, pero planeaba ayudarle a hacer de comer y cuando me dijo que mejor había pedido taquitos de guisado me sentí castrada, frustrada e insomne. Así que temprano el día de la fiesta me paré a analizar mi refri a ver qué regalo podía hornearle y aún así llegar antes que todos para que los nervios por socializar se me bajaran a tiempo.

     Decidí hacer una rosca de yogur de lo más sencilla, con la receta que usé para rellenar estos cupcakes.Nada fuera de este mundo. Pero sí le eché más ganitas al frosting, tenía esta receta apuntada tan a las carreras que supongo que la vi en la tele o salió de un destello de genialidad durante una noche de insomnio, no sé. Y ahí voy en metro con todo y mi pastel, jaja. El caso es que quedó muy rico, un poco demasiado hippie, qué mal que Pau no lo probó. Aquí lo tienen, lo recomiendo para un pastel de limón o un panqué de vainilla, algo así elegantísimo y pretencioso.

Facilísimo ¿no? Feliz cumple, Mozza.