Receta de vinagre de plátano
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No pregunten qué le pasó a esta foto porque no lo sé. |
Hay que aceptarlo: tengo mucho miedo. Me dirán que una y otra vez me han visto comenzar de cero y que al final siempre me las arreglo. Sí, es verdad, pero, aunque el Fénix sepa que renacerá de sus cenizas, sigue temiendo el olor de sus plumas chamuscadas, el dolor en la carne y el calor del fuego.
Hacía uno de esos calores míticos cuando llegamos a la tienda de vinagre de plátano cerca de San Rafael, Veracruz. Llevaba apenas una semana fuera de la oficina que tanto me gustaba en el D.F. Odio los plátanos, de verdad. El solo olor me da náuseas y me rehuso no sólo a comerlos, sino también a dárselos a los niños que cuido o a cocinar con ellos. Pero ahí estaba, a punto de que me dieran un tour por el lugar y con el conocimiento culinario básico de que si veía cómo lo hacen en algún punto me toparía con plátanos podridos.
Yo nací en el D.F. y aquí viví con mi familia hasta los seis años, cuando seguimos a mi papá a Villahermosa. Le habían dado un trabajo en una plantación platanera en Tabasco. De la platanera recuerdo solamente haber andado a caballo y tomado un helicóptero, y una vaga explicación sobre que el color de la bolsa que envolvía los racimos de plátano significaba qué día de la semana los iban a cortar. No había pensado en nada de esto durante años pero de pronto al llegar a la plantación detrás de la tienda tuve una fuerte impresión de que en cualquier momento vería a mi papá, armado de un machete, pasar a caballo entre las palmeras.
No tenía para dónde correr. Durante solamente unos segundos contuve las ganas de llorar. Luego pues levanté la frente y le puse atención al recorrido.
Para hacer el vinagre de plátano se pela el fruto maduro que luego se almacena en un vitrolero de vidrio lleno a 3/4 partes durante 15 días a la sombra. Después, el vitrolero debe pasar un mes al sol para que la pulpa termine de de soltar el jugo. Pasado este lapso se cuela, se desecha la pulpa y se traspasa a otro vitrolero, también lleno en 3/4 partes. Debe de pasar un año más al sol para que todo el alcohol sea eliminado y se reduzca el líquido. Pasado este tiempo, el vinagre está listo. También puede pasarse a una barrica de roble donde después de dos años se habrá convertido en vinagre balsámico.
La versión balsámica con vainilla orgánica y flores de azahar terminó de llamar mi atención. Un poco con cautela, un poco con asco me decidí a probar. Qué bueno estaba. Hasta compré una botella. Para Paulina, obviamente. Tomamos después el camino a San Rafael y yo no podía creer lo que acababa de suceder. ¿Será que hay vida después de los prejuicios? Lo sabré pronto.
Por ahora tengo una nueva idea fija y los que me conocen bien ya la habrán adivinado: hacer vinagre con las naranjitas kumquat del jardín, hell yeah. De entrada sé que la idea de la barrica de roble no hará muy feliz a mi madre pero bueno, tengo más de un año y muchas anécdotas sobre dejar los prejuicios atrás para convencerla :D