Receta de huevos horneados en aguacate
Conocí a David en 2010. Él trabajaba en un negocio en el mismo edificio que el mío y en su primer día llegó a presentarse, "por si se nos ofrecía cualquier cosa". Si él hubiera sabido todo lo que se nos iba a ofrecer en estos años no sé si hubiera sido tan valiente.
Al principio era un jitomate, un aguacate, un café para sus clientes porque se le rompió la cafetera. Pero una vez en que me ayudó a cargar un costal su jefe le dijo que no le gustaba que hiciera migas conmigo, e incluso una vez en que me acompañó a la esquina y ahí se paró a pedir unos hotdogs, lo despidieron por unas horas. No se dejó impresionar, David tiene mucho carácter, y al día siguiente cuando llegué él ya estaba ahí, trabajando como si nada. "¿Qué onda, Wonder Woman?" me decía cuando me veía llegar cargada con el súper de la semana. "Échate un tequila, mija" cuando me veía salir a deshoras con los pies y los ojos hinchados.
Ambos dejamos de trabajar en Puebla y en cuanto yo llegué al D.F. lo busqué. "No tengo un peso partido por la mitad, amigo, ni sé cómo le voy a hacer para comer en lo que consigo un trabajo de editora". David me aventó una playera del uniforme de su restaurante y me dijo que llegara al día siguiente a las 11. Trabajé con él el poco tiempo que me tomó conseguir ese trabajo que quería, y en esas semanas nunca me faltó nada qué comer. Cuando tuvo que cerrar su changarro lloré con él, y como ya tenía mi dream job le ofrecí ayuda, pero él ya se las había arreglado, como siempre.
Lo arruinamos todo en mi cumpleaños, cuando después de muchas horas de fiesta nos agarramos a los besos en su casa. Había ido muchas veces a su casa pero nunca había estado en su cuarto, menos sin ropa. Antes de quedarse dormido me dijo "te quiero un chingo, wey". Entonces yo me levanté, me vestí a oscuras y me escurrí hasta la puerta. A los dos días lo asaltaron, lo golpearon y le quitaron su coche, y cuando me llamó para decirme le dije que qué mal plan, y no volví a hablarle en meses. Lo sé, yo también me odio.
Anoche me conecté a Facebook con la esperanza de encontrar alguien con quién platicar. Me di cuenta de que en todo el día no había interactuado con otros seres humanos. Saludé al azar a cinco personas. A Carlos le dio mucho gusto y platicamos horas; François acaba de mudarse a Montréal y está buscando trabajo; mi primo Ricardo opina que siempre me gustan las maricas; Caroline sigue odiando a los hombres; Antonio no me contestó (ni idea de quién es él, pero está en mi Facebook). En eso me llegó un mensaje de Aquiles, ya ven que estamos conectados y eso, pero la verdad me dio flojera platicar con él. Así que no pelé el teléfono cuando volvió a sonar, y hasta horas después vi que era David. "¿Cómo vas con tu nueva casa? ¿necesitas algo?". Sí, se me ofrecía que me ayudaran a mover los muebles del cuarto, están demasiado pesados, y a bajar un poco el costal de box y a apretar la argolla del columpio. Eran las once de la noche cuando llegó, y en el momento en que lo vi me solté a llorar. Lo había extrañado. Le pedí perdón tantas veces que le dio risa y nos dormimos abrazados como si no hubieran pasado meses. Antes de quedarme dormida, la que dijo "te quiero un chingo, wey" fui yo. Y él me respondió que él también y seguía aquí en la mañana cuando abrí los ojos. Entonces dije algo que no había dicho en años: "¿quieres que te haga de desayunar?". No se burlen, en general mi réplica en esos casos es "¿qué haces aquí todavía?". No tenía tiempo y cuando se fue ya no quise volver a acostarme. Sigo triste, sigo pensando que necesito interactuar con más personas, pero de alguna forma, me siento protegida. Amerita unos huevos.
INGREDIENTES
- 1 aguacate grande
- 2 huevos chicos
- 2 rebanadas de tocino
- 2 rebanadas de pan de caja
- 1 pizca de hierbas frescas (perejil, tomillo, romero...)
- 2 C de aceite de oliva
- sal y pimienta al gusto
Y SE COCINA ASÍ
- Abre el aguacate a la mitad, retira el hueso y con una cuchara haz más grandes los orificios que dejó
- Espolvorea con sal y pimienta
- Agrega en cada uno una yema de huevo y un poco de clara, el huevo entero no va a caber, no insistas
- Hornea a 180º C durante 20 minutos en un refractario pequeño, donde no se volteen
- Mientras, corta el tocino en cuadritos y dóralos en un sartén, seca con una servilleta de papel
- Mezcla el aceite con las hierbas, corta cada rebanada de pan en cuatro y moja cada triangulito de pan en el aceite
- Dora el pan en el sartén junto con la grasa que soltó el tocino, por los dos lados
Acompaña los huevos con los trocitos de tocino y las rebanadas de pan, cuchearaditos y toda la cosa.